
- Es uno de los servicios en Internet de mayor demanda, pues hace posible el envío de mensajes en forma de archivo de texto. La academia francesa utiliza el vocablo “mél” mientras que los canadienses (generalmente más creativos) adoptaron el vocablo “courriel”. Sin embargo, también es posible utilizar el término courriel en Francia.
- Para usar el correo electrónico, se necesita contar con acceso a Internet y con una cuenta en un servidor de correo electrónico (POP3 o Post Office Protocol (Protocolo de oficina de correo)). Esta cuenta tiene que poder vincularse a una casilla de correo, a la que está destinado el correo que usted envía. Para evitar que nadie, excepto usted, pueda ver su correo electrónico, éste está protegido por un nombre de usuario llamado inicio de sesión y una contraseña.
- Sin embargo, el correo electrónico ,en lugar de ser repartido a domicilio por un servicio postal (o sea se: cartero), el correo electrónico se envía a través de una red de ordenadores al ordenador que utiliza la persona a quien va dirigido.
- El correo electóonico se emplea mayormente para los mismos propósitos que el correo postal, excepto que no se puede utilizar para enviar objetos físicos. Incluso es mejor que el correo postal: si éste invierte días en llegar a su destino, el correo electrónico sólo requiere segundos o minutos.
Cuando la comunicación epistolar era un arte, fluían las cartas entre intelectuales o personas comunes para darse a conocer sentimientos e inquietudes, o simplemente para narrar situaciones vividas. Hoy en día tal práctica se mantiene sólo entre grupos de “melancólicos”, clubes de amigos que se niegan a presenciar la muerte de aquellos tiempos, porque en nuestra época nadie tiene tiempo para sentarse a escribir una carta “de verdad”. Esta vez La Columna del Miércoles trae una recopilación de cartas famosas para recordar juntos ese viejo arte.
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